En Coscomatepec, existe una leyenda que hiela la sangre de quienes la escuchan: la historia de la mujer enlutada, un alma en pena que vaga por el panteón municipal en las noches. Los habitantes cuentan que a medianoche, una figura oscura y de aspecto frágil aparece cerca del portón del cementerio. A simple vista parece una mujer envuelta en un velo negro, pero basta con acercarse para ver su rostro pálido y sus ojos hundidos, tan fríos que parecen atravesar el alma de quien la observa. Su presencia es tan inquietante que muchos prefieren no pasar por el panteón después del anochecer.

Los que han tenido el infortunio de cruzarse con ella aseguran que se trata de una mujer que, en vida, vivió atrapada en un duelo interminable. Caminaba por las calles, siempre vestida de luto, como si un amor perdido o una tragedia irremediable la mantuviera encadenada al dolor. Desde que partió de este mundo, parece que su espíritu no encontró paz y regresó al lugar que la vio sufrir, condenada a velar entre las tumbas.

Algunas personas cuentan que, al pasar frente al panteón, sienten un peso sobre sus hombros, una sensación helada que les nubla la razón. Es entonces cuando la ven: la mujer enlutada, estática, como si intentara impedirles el paso. Se dice que quien fija la vista en ella demasiado tiempo puede caer en un trance profundo, olvidando el camino a casa o perdiéndose en sus propios pensamientos de dolor. Hay quienes incluso afirman que al verla cayeron enfermos.

La recomendación es clara: si debes pasar por el panteón a medianoche, evita mirar hacia el portón. Porque quien lo hace puede cruzar su mirada con la mujer enlutada, y con ella el umbral entre el mundo de los vivos y el de los muertos.