Natalia Lafourcade (Ciudad de México, 1984) lleva un suéter marrón de cuello alto, falda y chaleco del mismo color. Nos espera en el pequeño salón de reuniones del archivo Susan W. Rose del Carnegie Hall, en donde hay poca iluminación natural y se escucha con claridad el constante sonido de las sirenas que atestan la ciudad de Nueva York.
Sentada en medio de una enorme mesa que separa el espacio, la artista latina con más Grammys en la historia (4 anglosajones y 18 latinos) tiene el semblante cansado y mantiene la mirada clavada en su celular mientras preparamos el equipo de grabación para la entrevista.
Dice que esa tarde templada de viernes su cuerpo funciona con tan solo un 5% de energía.
Unas horas antes, la escena era totalmente distinta. En una especie de trance, Natalia bailaba, saltaba, reía y se paseaba de lado a lado sobre el escenario del mítico Carnegie Hall, por el que han pasado artistas tan diversos como The Beatles, Maria Callas o Ricky Martín.
Con un traje rojo hasta los tobillos, en un marcado contraste con el uniforme negro formal de los músicos de la Filarmónica de Los Ángeles dirigida por el maestro venezolano Gustavo Dudamel, la mexicana ofreció un concierto ante una sala llena a capacidad.
“Hoy se están construyendo puentes”, dijo la noche del jueves 10 de octubre desde el escenario.
Con algunos de sus temas más célebres, como “Hasta la raíz” y “Mi Tierra Veracruzana”, así como sus versiones de clásicos como “Tonada de Luna Llena”, del venezolano Simón Díaz, Natalia alejó a la audiencia de los sonidos de la Gran Manzana y los paseó por los ritmos de América Latina.
El concierto, como ella lo describió en nuestra entrevista, fue una experiencia lúdica, en la que mostró -una vez más- su inventiva, no solo por las canciones que ya conocemos, en las que mezcla el pop, el folk y hasta el son jarocho de Veracruz, donde creció, sino porque se dio la oportunidad de improvisar.
Lo hizo junto al multipremiado compositor y cantante estadounidense Jon Batiste, con quien reinterpretó “Blackbird” y “Cucurrucucú Paloma”.
Pese a la resaca que puede provocar una noche como esa, Natalia, quien a sus 40 años dice que ha cumplido casi todos sus sueños, se sentó con nosotros y nos contó hacia dónde mira en la actualidad.
Nos dio también detalles sobre la versión acústica de “De todas las flores”, su álbum de 2022 que relanza en noviembre, su opinión sobre Claudia Sheinbaum y sobre las actuales producciones musicales latinoamericanas.