Ayer viernes 3 de enero, pero de 1920, ocurrió un sismo mortal que habría cobrado la vida de 650 personas.
Los sismos han estado presentes a lo largo de la historia de México, tal es el caso del Terremoto de Quimixtlán de 1920, uno de los más mortíferos y desastrosos, el cual, hace 105 años, afectó principalmente a Veracruz, Puebla y la Ciudad de México.
El temblor ocurrió el 3 de enero de 1920 muy cerca de la ciudad de Xalapa, Veracruz, a las 22:25 horas locales y de acuerdo con los estudios del Servicio Sismológico Nacional (SSN) tuvo una magnitud estimada de 6.4.
El terremoto fue reportado por el SSN, que entonces dependía del Servicio Geológico Mexicano, con un epicentro en la comunidad de Quimixtlán, Puebla, de ahí su nombre.
De inmediato, se sintió en Veracruz y Puebla, tampoco tardó en percibirse de manera fuerte en la Ciudad de México.
Según el reporte del SSN, “probablemente se debió a una falla local relativamente superficial con una profundidad no mayor que 10 kilómetros”.
Cabe destacar que el temblor tuvo su origen en la Faja Volcánica Transmexicana, de la que te contamos más en esta nota. En esta misma, ocurrió el Terremoto de Acambay de 1912, recordándonos que fallas activas han provocado grandes sismos.
Los municipios más afectados en ese momento fueron Coscomatepec, Xalapa, Córdoba, Orizaba y Huatusco, así como Patlanala, aunque solo se registraron tres decesos en esa localidad; sin embargo, otras congregaciones como las de Rincón Petlacuacán y Acuatlatipa, con aproximadamente 300 habitantes, desaparecieron por completo debido a los deslizamientos de tierra y lodo.
Mientras que la congregación de Barranca Grande también sufrió los estragos del lodo, ya que se encuentra al lado del río Los Pescados, lo cual contribuyó a que de las 400 personas que vivían en la zona, solo 80 sobrevivieran.
En Coscomatepec se habrían derrumbado las torres de la parroquia de San Juan Bautista y varias casa de mampostería; se desconoce si hubo decesos pues de ello no hay registro.
Desde ese entonces ya se advertía del peligro de construir en zonas sísmicas y de la importancia de considerar todos los factores de riesgo, como en este caso cerros, ríos y laderas.
“La elección del lugar en el cual va a levantarse una construcción es el primer punto que debe preocupar al constructor, pues de la naturaleza del suelo y subsuelo del lugar elegido, de su situación topográfica, de su cercanía o lejanía a accidentes geológicos, dependerán en gran parte, los efectos destructores de un temblor”, señalaba entonces el Servicio Geológico Mexicano.
Este temblor nos lleva a la pregunta de qué pasaría si un sismo como este volviera a ocurrir en esa misma zona.
Entre los cuestionamientos que deben servir de reflexión tanto para la población como para las autoridades están el si se realizan simulacros de manera constante y suficiente para saber cómo actuar ante estos escenarios o si las edificaciones cumplen con los reglamentos de construcción para evitar un desastre como el de hace 105 años.