Ciudad de México. La movilización convocada por jóvenes de la llamada Generación Z terminó en fuertes incidentes frente a Palacio Nacional, luego de que un grupo de participantes encapuchados comenzara a derribar las vallas metálicas colocadas como resguardo del inmueble.
Durante el avance del contingente hacia el Zócalo, varios jóvenes treparon las estructuras de seguridad mientras otros golpeaban repetidamente las barreras entre consignas divididas: algunos coreaban “sí se puede”, y otros rechazaban esos actos bajo gritos de “no me representas” y “fuera encapuchados”. Desde el otro lado de las vallas, policías respondieron con descargas de gas y polvo de extintores, además de que se escucharon detonaciones de cohetes.
Con martillos, alicates e incluso esmeriles, un grupo persistió en romper las uniones de las láminas metálicas. La policía incrementó el uso de gas lacrimógeno para contenerlos, pero los manifestantes continuaron golpeando las estructuras hasta lograr desplazar varias piezas. Elementos antimotines formaron un nuevo muro con escudos al ver que más secciones de la valla cedían.
En el ambiente sonaban consignas y música; algunos manifestantes colocaron la canción Gimme the Power de Molotov mientras la tensión aumentaba. En medio del caos, una persona fue acusada de robo y fue agredida por asistentes antes de que otros intentaran intervenir.
Los enfrentamientos duraron más de una hora. De manera intermitente, grupos encapuchados siguieron usando herramientas y objetos explosivos para debilitar las barreras, mientras otros sectores del contingente pedían no caer en actos violentos. También se escucharon cánticos como “el pueblo unido jamás será vencido”, “Morena va a caer” y “revolución”.
Hacia la 1:40 de la tarde, policías antimotines avanzaron para intentar dispersar a los inconformes, pero fueron obligados a replegarse. Algunos manifestantes lograron quitar escudos a varios uniformados durante los empujones.
Para las 2:00 de la tarde, casi la mitad de las láminas que rodeaban Palacio Nacional había sido removida. Minutos después, un bloque completo de vallas fue arrancado y arrastrado hacia la plancha del Zócalo hasta quedar derribado. En esa zona comenzaron a abrirse huecos significativos en la línea de resguardo, mientras los policías trataban de cerrar los accesos.
A pesar de los llamados de algunos asistentes para mantener la protesta sin violencia, grupos encapuchados continuaron tirando de las vallas con cuerdas, lanzando objetos y provocando detonaciones aisladas. Al mismo tiempo, contingentes de la llamada “marcha del sombrero” entonaban el Himno Nacional a unos metros de distancia.
Hubo incluso instantes en los que policías aparecieron entre la multitud y algunos recibieron aplausos. Un par de ellos estrechó la mano a manifestantes y permitieron que subieran sobre las placas caídas, mientras se escuchaban gritos de “revocación”.
Para las 2:25, otro segmento del muro metálico cayó y solo una parte del edificio permanecía protegida. Un nuevo gas irritante dispersó momentáneamente a la multitud, aunque más tarde los asistentes volvieron a reagruparse.
La tensión se mantuvo constante durante toda la tarde, con la posibilidad latente de un intento de irrupción al recinto histórico, mientras continuaban los llamados divididos entre contener la violencia y empujar para abrir paso hacia Palacio Nacional.

