Anchorage, Alaska.- Este viernes 15 de agosto, los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump, y de Rusia, Vladimir Putin, sostuvieron un encuentro en la Base Conjunta Elmendorf-Richardson, con el objetivo de analizar un posible alto al fuego en el conflicto de Ucrania y abordar asuntos estratégicos entre ambas naciones.
La reunión, convocada en un corto lapso, marca un giro en la postura de Washington, que desde 2022 ha mantenido una firme oposición a la invasión rusa. Para Moscú, el hecho de concretar este diálogo representa un avance diplomático relevante.
Putin arribó a Alaska en un vuelo oficial, donde fue recibido por Trump con un saludo frente a los medios y una caminata conjunta sobre una alfombra roja. El mandatario estadounidense, durante su viaje en el Air Force One, destacó el “respeto mutuo” que mantiene con su homólogo ruso.
La elección de Alaska tiene un significado histórico y estratégico: se trata de un territorio que fue parte del Imperio Ruso hasta 1867 y que, por su proximidad geográfica, ofrece un lugar seguro para un encuentro de alto perfil. Analistas internacionales consideran que este diálogo podría influir en el rumbo de la guerra y en las relaciones entre ambas potencias.