Una joya de más de 300 años
El Cristo de la Agonía, o “Cristo de Limpias”, se atribuye a la escultora Luisa Roldan o “La Roldana”. Luisa Ignacia Roldán Villavicencio nació en Sevilla el 8 de septiembre de 1652 en el seno de una familia de artistas escultores. Su padre, Pedro Roldán, había emigrado desde Granada en 1647 y tenía un próspero negocio de tallas religiosas. En el taller familiar aprendieron y trabajaron todos los hijos de Pedro y su esposa, Teresa de Jesús Mena Ortega y Villavicencio.
La autora, realizó al Cristo original en conjunto con su padre, Pedro Roldán, quien a su vez realizaba la escultura de la Virgen de la Macarena.
La talla más venerada, de Limpias en Cantabria, España, que preside el altar mayor de la iglesia y a la que acuden fervientemente los creyentes a orar es El Santo Cristo de la Agonía.
Es una hermosa escultura, donación de don Diego de la Piedra Bernales y Secadura, enviada desde Cádiz. Cuenta la tradición popular que don Diego tenía la escultura en su oratorio particular en Cádiz, cuando en 1755, sucedió una gran calamidad, se inundó la ciudad. El pueblo creyente ante tal desgracia demandó protección a los santos. Éstos se sacaron en rogativa y al tocar las aguas los pies de la escultura del Cristo, las aguas retrocedieron milagrosamente. Ante tal prodigio, el Cabildo de la catedral ordenó que la talla fuera llevada a un oratorio público.
Don Diego de la Piedra conforme, prefirió que ese lugar fuera la localidad donde nació, donándola a la Iglesia de Limpias.
UNO DE LOS MILAGROS MÁS COMENTADOS
Dicen que en la Semana Santa de 1919, estando el templo completamente lleno de fieles, unas niñas que estaban devotamente rezando, interrumpieron la misa y salieron atemorizadas y llorosas de la Iglesia, decían y afirmaban que el Santo Cristo de la Agonía había movido los ojos y las había mirado dulcemente. Días después, el 12 de Abril, volvió a repetirse el prodigio. Observado por gran número de personas, indicaron que El Cristo les miró y con un gesto de profundo dolor que contrajo su divino rostro, les mostró una tierna y dulcísima mirada de piedad y misericordia.
Los Reverendos Padres, intentando aplacar a la multitud que se echaba atropelladamente a los pies del Cristo agonizante, no podían articular palabra al comprobar ellos mismos la veracidad del milagro. La noticia se extendió y dio lugar, y continúa así en la actualidad, a que se venere tan prodigiosa escultura. El culto al Santo Cristo de la Agonía, atrae a lo largo de los años a los creyentes y a los curiosos a Limpias. Algunos dicen que no ven nada, otros afirman que han sido bendecidos con una mirada del Santo Cristo.
LLEGADA A CUBA
Llegó la réplica a la Habana – Cuba por solicitud del Obispo Manuel Ruiz y Rodríguez en el año de 1937.
La segunda réplica fue extraída de Limpias España con todos los permisos y como copia fiel realizada bajo la supervisión de Luisa de Roldán en 1687. La escultura fue especialmente donada a la Habana – Cuba a solicitud del devoto obispo.
Marcelino Olaechea, Obispo de Pamplona realizó la donación, trasladando la imagen a Cuba desde el puerto de Colindres en Cantabria.
LLEGADA A MÉXICO
Una primera réplica del Cristo de la Agonía fue enviada a México como regalo del Obispo de Santander Juan Plaza y García al recién nombrado obispo de Veracruz, Rafael Guízar y Valencia en 1920.
La primera réplica fue extraída de Limpias España con todos los permisos y como primera copia fiel realizada por Luisa de Roldán en el año de 1685.
La réplica salió del puerto de Santander y llegó al puerto de Veracruz el 11 de Agosto de 1922. Fue trasladada a Córdoba para ser adorada por dos días, del 31 al 1 de Agosto de 1922, debido al mal clima, no pudo ser extraída del lugar, quedándose a resguardo.
Llegó la réplica a San Juan Coscomatepec el 24 de Septiembre de 1922 en el ferrocarril “Huatusquito” con dirección a Xalapa, no obstante el mal clima, mantuvo la imagen resguardada en una capilla improvisada en una bodega de la estación durante poco más de dos meses. La imagen, al no prestársele atención, quedó prácticamente en el abandono y los incansables trabajos del Obispo impidieron que se realizaran las labores pertinentes para su traslado a la catedral de Xalapa, donde tendría su lugar en el oratorio de Rafael Guízar y Valencia.
José María Heredia Esperón, habría realizado un viaje a Roma a principios de siglo que duraría un año, recorriendo durante seis meses Europa y viviendo poco más de seis en Israel. Así mismo, se recuerda que a su regreso, trajo para el templo de Coscomatepec muchos objetos de valor que a través del tiempo han desaparecido en su totalidad.
Dada la religiosidad y altruismo de José María Heredia Esperón, entre éste y el párroco de Coscomatepec José María López, recurrieron a las autoridades eclesiásticas, entre ellas el Cura don Silvino Díaz y el nuevo Obispo de Veracruz para que la imagen se quedara en el lugar, comprometiéndose los solicitantes a pagar los gastos que de su envío y manejo se originaron para su llegada a México.
Al tener gran simpatía por la ciudad, el V Obispo de Veracruz, Rafael Guízar y Valencia, permite la estancia de la imagen en Coscomatepec.
La imagen del Cristo de Limpias es de tamaño natural. Mide seis pies de altura y esta colocada sobre una cruz de 2.30 metros de alto. Los brazos aparecen blandos y relajados como los de un hombre que los abriera sin esfuerzo y sus dedos índice y angular, en ambas manos están extendidos como si estuvieran dando la bendición final.
Su rostro tiene una expresión indescriptible, de una belleza particular: posa su mirada hacia el cielo y, según el punto de vista de donde se mire, la expresión es distinta, no solo de dolor, sino de oración y contemplación al Padre.
Las conchas en la cruz están relacionadas con “La inundación de Cádiz” y fueron colocadas para rememorar el milagro que el santo Cristo realizó en el lugar y en el barrio de la Caleta, haciendo honor a la costumbre genuinamente española de consignar de modo ostensible los milagros para que el pueblo mantenga vivo el espíritu, existe una lapida de mármol, donde se consignan los versos que a continuación se transcriben:
En el año de mil y setecientos y más cincuenta y cinco, primer día de Noviembre, la tierra con violentos vaivenes de un temblor se estremecía. Enfureciendo el mar sus movimientos, por los muros de Cádiz se subía, preparando entre horror, ansias y males el último castigo a los mortales. Un sacerdote saca fervoroso el guión de la imagen de la Palma,¡De aquí no pases!, dice al más furioso, y al punto el mar se vuelve todo calma. Dos tesoros Cádiz te dará, sacados del fondo de su entraña,colocados siempre entre tus brazospara cuidar su tierra y corazón. De Dios y de María en honra y gloria, te erigió́ de gratitud esta memoria.
El cristo de limpias fue colocado originalmente en la sacristía del templo de San Juan Bautista de Coscomatepec, construida y costeada en el año de 1907 en su totalidad por don José María Heredia Esperón.
El día de su traslado a el sagrario, el día miércoles 3 de Enero de 1923, se realizó una procesión por las principales calles de la ciudad y llegar al templo, el cura invitado a presenciar el acto, Silvino Díaz, consagró al pueblo entero, mirando al volcán Citlaltépetl y diciendo en voz alta: “ éste, con los brazos abiertos, los defenderá siempre de ese coloso…”