Suenan las campanas, el andador del parque tiene aromas de laurel, romero, manzanilla y flores diversas que adornan las palmas que serán bendecidas en las celebraciones de la parroquia de San Juan Bautista y la rectoría de San Diego de Alcalá.
Familias enteras aceleran el paso al sonar de la segunda llamada y por unos instantes se olvida el calor de este domingo soleado.Se reúnen los creyentes en la plazuela para esperar la bendición de palmas, abundan las sombrillas y el sonido de matracas que en estás fechas compran para los niños.
En una esquina de la plazuela, una imagen atrae la atención: Jesús sobre un burrito, sosteniendo una palma en su mano. Esa imagen es conocida desde nuestros abuelos como “San Ramitos” haciendo alusión al ramo que lleva Jesús.
Hoy es la celebración que da inicio a la Semana Santa, recordamos la entrada “triunfal” de Jesús a Jerusalén, pongo entre comillas “triunfal” porque los mismos estudiosos de la biblia, mencionan que la entrada de Jesús sobre un burro fue un desafío a lo que judíos y romanos pensarían de un “rey”,
Jesús elige un borrico para explicarnos que su reino no es de este mundo, me agrada pensar que se refiere al reino interior de cada persona, en donde el ideal sería un reino de amor, justicia y humildad.
Las profecías lo anunciaron: “Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí, tu Rey vendrá a ti, Justo y Salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, así sobre un pollino hijo de animal de carga” Zacarías 9:9.
Así, se cumple la profecía en Jesús: a su paso la gente da vivas con ramas de olivo y palmas, pensando había llegado el libertador de los judíos que, en ese entonces, vivían bajo el dominio de los romanos.
El reino de Jesús no se refería al poder humano, se refería al reino de la paz, el amor, la justicia y la colaboración, para quienes somos creyentes esta será una semana de reflexión sobre esos valores que no son exclusivos de un grupo religioso en concreto, sino que son la guía para una mejor sociedad.