Dice un escritor, que Dios no podía estar en todas partes a la vez, y por eso creó a las mamás. Hoy 10 de mayo, celebramos el día de las madres, podemos imaginarnos un año sin “Día de las madres”, pero no podemos imaginarnos un día sin mamá. Las mamás no son un ser humano común, ocultas en las calles, escritorios, mostradores o cocinas, bajo las manos cansadas y la sonrisa que a veces ya no pueden sostener, resguardan su verdadera identidad: la identidad de Super Mamás.
En Coscomatepec hay muchas Super Mamás, mi amigo Roy me ha hablado de tres de ellas, la primera, la mujer que le dió la vida: mujer paciente, fuerte, inspiradora, que sabe de todos los oficios, la mujer que es madre, pero también enfermera, técnica informática, estilista, que cuida, cura y repara. Puedo escribir tanto de ella, pero qué mejor que reconocer la manera en que ha formado a un excelente ser humano y amigo: Rodrigo “Roy” Valerio.
Roy me habló de otra Súper Mamá, su suegra: mujer emprendedora, alegre y en extremo creativa. Ella es tan fuerte, tan fuerte que venció al cáncer. Y cómo “ de tal palo, tal astilla” no podría quedarse atrás su hija Liz, una mujer que ha vencido sus temores y ha llenado de fortaleza y alegría a su familia, convirtiéndose en el pilar fundamental de Roy. Liz es una mamá con un corazón tan grande que ha recibido con mucho amor a un pequeñín que no es de su sangre, pero lo cuida como si lo fuera ¿Cuántas mamás conocemos con ese super poder?
Honramos la existencia de todas las mamás de Coscomatepec, que superan a los superhéroes de las películas. Ellas son de carne y hueso pero, con la fuerza necesaria para cualquiera que quiera hacer daño a sus hijos, ellas se deshacen en lágrimas, pero saben cómo curarnos con solo una sonrisa, son capaces de dar y dar al grado de en ocasiones olvidarse de ellas, ojalá nosotros no nos olvidemos que ellas también sueñan, anhelan y necesitan amor, todo el amor que día a día nos dan.
Reconocemos a las Super Mamás que trabajan en el hogar, a las que hacen doble o triple jornada en otros trabajos y profesiones, a aquellas que son el único sustento de su familia.
Reconocemos a las Super Mamás que han roto esquemas, a las no comunes, a las que han hecho a un lado los juicios para hacer por ellas y por sus hijos lo mejor.
Honramos a las Super Mamás que hoy nos miran y abrazan desde el cielo, a las Super Mamás que perdieron un hijo, a las mamás que apenas empiezan, a las que pronto lo serán, a aquellas que no vienen de un hogar feliz pero, que están haciendo todo por construir uno.
Y yo, de aquí honro y abrazo a mi madre una Super Mamá, Herminia… pues si soy lo que soy, hablo como hablo y escribo como escribo, mucho de ello te lo debo a ti ¡Te amo, mamá!