Ayer por la noche, la cabina de Coscofm se llenó de un calor particular. No solo era la temperatura anunciando la llegada de la tercera ola de calor a México, sino un calor humano, nostalgia y gratitud. En “Roy por la noche” emitíamos un programa especial dedicado a esos maestros que dejaron huella en nuestras vidas, a los “profes” de Coscomatepec y a los que Cosco ha adoptado como hijos.
En el programa no faltaron los relatos de aquellos profesores que, con una palabra de aliento cambiaron trayectorias, que con su pasión por enseñar, encendieron la curiosidad y amor por el conocimiento. Historias de esos maestros entrañables que, más allá de los contenidos académicos, nos enseñaron a ser mejores personas.
Con cada nombre y cada anécdota, la cabina se convertía en un espacio donde revivíamos aulas de todo tipo, hablamos de escuelas de nuestro Cosco que a todos nos traen recuerdos. Desde la maestra de primaria que siempre tenía una sonrisa para cada alumno, hasta aquella profesora o profesor de secundaria cuya pasión por la enseñanza nos hizo enamorarnos de los libros, la historia, la educación física. Era imposible no dejarse llevar por la emoción al leer los comentarios de quienes nos escuchaban.
“La maestra Mariela y la maestra Cilsa excelentes en sus materias, la maestra Pilar ni se diga”, “Recuerdo con cariño a la maestra Mariela Pineda, al maestro Nicolás Galicia, al maestro Jorge Mestiza. Saludos a ellos…” “Un saludo a la maestra Socorro Heredia, que fue una excelente profesora”, en los comentarios aparecían los nombres de grandes profesores que han dejado huella en nuestro corazón y en nuestro pueblo: Josefina, Viri, Angélica, Margalucena, Karina, Elia, Octavio, Gisela, Samuel, Laura, y muchos más, que seria inacabable la lista.
A través de un comentario, el maestro Martin Aiza nos recordaba esa hermosa y digna consigna ¡Maestro rural, orgullo nacional!, quién mejor para nombrar y reconocer a quienes realizan esa labor también en territorios rurales.
El programa continuaba y coincidimos, que, la enseñanza implica no sólo a maestros y alumnos, sino que resulta vital la participación y compromiso de los padres y madres de familia, que la disciplina y la empatía no están peleadas y, que los maestros y maestras son muchas veces el lugar seguro de sus alumnos y alumnas, con ello, no pudimos evitar recordar nuestras propias experiencias como alumnos y como docentes.
Ayer por la noche, Coscofm la radio online de las montañas veracruzanas, ese medio tan cercano y humano, se convirtió en un salón de clases más, donde éramos alumnos nuevamente, aprendiendo no solo de los relatos, sino también del amor y el respeto que cada palabra traía consigo. Era como si los maestros estuvieran ahí con nosotros, sonriendo desde algún lugar, orgullosos de saber que su esfuerzo y dedicación no habían sido en vano.
Al final del programa, agradecimos a todos los oyentes por permitirnos ser parte de sus memorias más preciadas. No quedó duda: la huella de un buen maestro es eterna, y en cada uno de nosotros, siguen viviendo y enseñando. Para cerrar esta jornada llena de emociones, Roy compartió un fragmento de un poema que encapsula el sentimiento de gratitud y admiración hacia los maestros:
“Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar, pero no soñarán tu sueño.
Enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida.
Sin embargo, en cada vuelo, en cada vida, en cada sueño,
perdurará siempre la huella del camino enseñado.”
El calor de la cabina, ayer, no era solo de mayo. Era el calor de los recuerdos, de las vidas tocadas por aquellos que nos enseñaron a soñar, a volar, a vivir. A ellos, nuestros eternos maestros, les dedicamos este programa y nuestros más profundos agradecimientos. A los “profes”, con cariño.