Por Yesenia Irivas
Hablamos de personas que al partir dejan un lugar que nadie podrá llenar.
Ayer por la noche, trascendía a otro plano la señora Elvia Fernández Vargas, mejor conocida como “La Cuata”, con ella se van anécdotas, afectos, recuerdos de propios y extraños.
“La Cuata”, durante décadas sacó adelante su local de antojitos: miles de desayunos, comidas y cenas servidas ahí ¿Cuántas historias habrá escuchado? ¿Cuántas sonrisas, lágrimas o promesas de amor habrá presenciado? Quienes vivimos aquí conocimos su sazón, su gusto por la cocina, pero sobre todo, por llevar de manera amable y servicial los alimentos a quienes lo requerían. A través de los años, calmó el hambre y la sed de miles de personas.
Mujer de temple y fortaleza, mujer de saberes y sabores, lo mismo compartía una amena conversación con el empleado, el cliente, el visitante, el político o personaje de renombre. Su casa y su local siempre fueron lugares de puertas abiertas, de esa manera, podemos recordar a “La Cuata”, también podemos recordarla como ejemplo de la coscomatepecana trabajadora, que, por cualquier medio busca salir adelante y dar una vida mejor a su familia. Su pequeño negocio inició con un comal, ese esfuerzo la llevaría tiempo después a ser propietaria de uno de los negocios de antojitos más conocidos de nuestro pueblo.
Mujer comprometida con su trabajo y agradecida con él, su ingenio la llevó a la creación de un platillo que combina de manera particular dos antojitos: la tostada y el pambazo en la llamada “Macuata”, legado culinario que permanecerá en el tiempo. “La Cuata”, fue también una mujer de fe, devota e impulsora de la veneración al “Santo Niño de Las Suertes”, durante 32 años colaboró con la organización de la festividad.
No podemos imaginar el centro de Coscomatepec sin “Los portales”, y no podemos imaginar “Los Portales” sin “La Cuata”, no podemos imaginar que ya no la veremos más, con su mirada firme detrás de sus inseparables lentes, la sonrisa ligera, sus manos en el mandil. Hoy, duele saber que no veremos más a “La Cuata”, no escucharemos sus dichos o su risa. “Los Portales” lucen diferentes, Coscomatepec hoy pierde a una de sus hijas: ciudadana preocupada también por la reconstrucción del lugar en el que habitó por años. “La Cuata” se despide de su pueblo, pero, queda su legado, queda su recuerdo, quedan sus historias, y, deja en el corazón de quienes la conocimos una huella imborrable ¡Gracias por tanto, querida “Cuata”. Descansa en Paz, Elvia Fernandez Vargas.