Por Yesenia Irivas
El reloj marcaba las 9 de la noche del viernes, iniciando así una emisión más de “Noches de Coscomatepec”.
Esa noche había un especial de leyendas de Coscomatepec. Humberto Luna y Rafael Serrano “El Arqui” nos recibían a Roy y a mí como invitados.
Los micrófonos, ya encendidos, aguardaban las voces que narrarían historias de leyendas locales y seres sobrenaturales.
La programación prometía sumergir a nuestros oyentes en el intrigante mundo de lo desconocido, y no defraudamos. Acompañados de candados, llaves y revólveres antiguos, pertenecientes al “Baúl de Don Saúl”, dimos paso a la narración de leyendas de apariciones y seres sobrenaturales: La Llorona, los duendes, las apariciones en la iglesia, el charro negro y los túneles de Cosco, entre otras.
La atmósfera en la cabina se hizo más densa, y las voces de quienes estábamos en el estudio se volvían más serias al hablar de encuentros paranormales.
Al escuchar los relatos de cada uno de los participantes, la piel se erizaba al percibir el ambiente diferente en cabina.
En un momento, la señal del monitor comenzó a fallar hasta el punto de apagarse. Ese bajón de energía no se había presentado en ningún programa de Coscofm. ¿Coincidencia?
Las historias de espantos y leyendas circulaban a través de comentarios de quienes nos escuchaban en sus hogares o trabajos. Los mensajes recordaban sus experiencias paranormales en el panteón, escuelas y calles de nuestro pueblo.
Esa noche, la cabina de Coscofm, normalmente un refugio de calidez y voces familiares, se había transformado en un escenario de expectación y misterio que continuaría la noche siguiente.
La noche del sábado también sería escalofriante en “Roy por la noche”, hablando de historias de ovnis, encuentros cercanos y aparecidos.
El programa daba la bienvenida a Enrique, hermano de Roy y apasionado del misterio, quien narró su encuentro con un ser extraño mientras transitaba por la carretera hacia Huatusco una noche de tormenta. El ambiente era similar al de la noche anterior.
Las personas que seguían la transmisión también compartían sus encuentros con criaturas extrañas, esferas de luz y apariciones en las calles de Coscomatepec.
Cuando hablábamos de los duendes, las luces de la cabina comenzaron a parpadear y siguieron haciéndolo por varios minutos más.
Esto puede observarse en el programa grabado.
Quienes estábamos en el programa coincidimos en que no hay pruebas científicas de que lo paranormal y sobrenatural exista, pero muchas personas hemos experimentado en algún momento la presencia de alguien o algo que no pertenece a este mundo.
El programa finalizó y con él un fin de semana dedicado a los relatos de aparecidos y fenómenos inexplicables en nuestro pueblo y la región.
Para nuestro pueblo, enclavado en las montañas, las leyendas no son simples historias. Son la esencia misma de nuestra cultura y tradición, un vínculo que nos conecta con nuestros antepasados y con el misterioso mundo que nos rodea.
En estos relatos, el mundo de los vivos convive con el de los muertos y las fronteras de la realidad se desdibujan, revelando que lo cotidiano esconde profundos misterios.
Este fin de semana, más que nunca, sentimos que la realidad no es lo que parece. Las luces que parpadeaban, las historias que cobraban vida en nuestras voces y los comentarios del público nos recordaron que vivimos en un lugar donde lo sobrenatural es tan real como el aire que respiramos.
Quienes una vez habitaron el pueblo aún se pasean por las calles.
Así que, tengan cuidado por la noche, no sea que se encuentren con un ser o un coscomatepecano que ya no pertenece a este plano.