Por Rodrigo Valerio.
El 24 de junio se celebra la natividad de san Juan Bautista, una fiesta religiosa que se produce cada año en países donde están arraigadas las tradiciones cristianas, como es el caso de México y en Lugares cómo Coscomatepec y Cuitlahuac en Veracruz es su fiesta patronal.
Entre muchas actividades, los feligreses le rezan a este santo para encomendarse y pedirle un milagro. ¿Pero quién fue Juan el Bautista, precisamente?
¿Quién fue Juan Bautista?
En la Biblia, Juan Bautista es identificado como un profeta judío que sirve de precursor a Jesús. Juega un papel muy importante en el Nuevo Testamento, ya que es nombrado por los cuatro evangelistas como el que anuncia la llegada del mesías. Lucas es el que se encarga de explicar con mayor detalle el origen de Juan, haciéndolo un primo lejano de Jesús y seis meses mayor que el nazareno; su madre, María, es parienta de Elisabeth, quien dio a luz a Juan ya en edad avanzada, así anunciado por el ángel Gabriel. El padre de Juan es un sacerdote de nombre Zacarías. Por este motivo San Juan Bautista es el único santo por el que se celebra su natividad, ya que su nacimiento fue obra de un milagro.
¿Cuál fue su relación con Jesús?
“Después de mí viene uno más poderoso que yo”, decía Juan (en Marcos 1:7) “Yo les he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo”. Antes de que Jesús empezara a recorrer Galilea y a realizar milagros entre los pobres, Juan el Bautista ya gozaba de una gran reputación. Tenía múltiples seguidores que él mismo bautizaba en el río Jordán. Juan practicaba el bautismo de arrepentimiento como un ritual para el perdón de pecados, y cuando los sacerdotes judíos le preguntaban si era el Cristo, él decía que no.
“Yo soy la voz que grita en el desierto: Enderecen el camino del Señor”, respondió Juan con las palabras del profeta Isaías. (Juan 1:23).
Juan el Bautista a los miembros del sanedrín
Jesús, Juan, y los solsticios
El paralelismo entre Jesús y Juan Bautista es notable. Sus natalicios se conmemoran con medio año de diferencia y ambos gozan de gran presencia en el cristianismo. Se ha propuesto que estos dos personajes encarnan un viejo arquetipo mitológico: el del sol y la luna. A menudo representadas como parientes, amantes o enemigas, las figuras míticas de estos astros aparecen en casi todas las culturas del mundo. Entre los maya-quichés, son los gemelos Hunahpú e Ixbalanqué; son Nzambi y Nzambici, la madre y el padre en la religión kongo, y los hermanos Kuarahy y Jasy en la tradición guaraní.
De acuerdo con esta teoría, la fiesta de San Juan Bautista, en junio, marcaría el ascenso de las fuerzas lunares, relacionadas con la tierra y el agua del bautismo. Contrariamente, la fiesta de Jesucristo, en diciembre, sería el inicio del poder solar, asociado con el cielo y la luz de la sabiduría.
La noche de san Juan; fiesta, fogatas, y misterio.
La mágica noche de San Juan está ligada, a raíz de una tradición milenaria, a grandes hogueras, saltos, noches de arena y playa, reuniones de amigos y a decir adiós a todos los malos recuerdos que se tiran en forma de papel al fuego.
La noche de San Juan es una fiesta muy popular en Europa y América Latina, donde es habitual celebrarlo bailando, comiendo y lanzando fuegos artificiales. Además de pasarlo bien, el objetivo es ahuyentar los malos espíritus y atraer la buena suerte saltando entre hogueras o quemando muñecos, y papeles, o incluso saltando las olas en la orilla del mar justo cuando se alcanza la medianoche del 23 al 24 de junio.
Una velada de origen pagano
A pesar del nombre de esta festividad, San Juan tiene un origen pagano muy anterior a la religión cristiana. Desde tiempos inmemoriales, la tradición encendía miles de hogueras en la noche del solsticio de verano, el día 21 de junio, para mandar fuerza al sol en su paso hacia los días cada vez más cortos.
En el hemisferio norte, las horas de luz comienzan a disminuir a partir de este momento, y por ello era común encender hogueras y lámparas de luz para dar más fuerza al sol. La razón por la que actualmente se celebra el día 24 es porque el cristianismo adaptó la tradición pagana a su calendario, para llevarla hasta el nacimiento de San Juan Bautista.
A pesar de celebrarse a partir de media noche, esta fiesta tiene su origen en las fiestas que rendían culto al dios Sol, ya que los pueblos de la antigüedad veneraban la naturaleza y los elementos que les permitían vivir, como la lluvia o el aire, a los que honraban para conseguir su favor.
La llamada noche más corta del año – aunque realmente la más corta coincide con el solsticio de verano, el 20 o 21 de junio – también da el pistoletazo de salida de las fiestas del verano en las localidades españolas.
Como sucedió con muchas festividades de los primeros calendarios, la llegada del cristianismo cambió el motivo de esta celebración originalmente pagana, y la festividad cristiana comenzó a conmemorar en esta fechas el nacimiento de San Juan Bautista, el predicador judío que bautizó a Jesús.
Por tanto, siguiendo el dogma católico, la celebración de San Juan tiene su origen en el nacimiento de este santo, una fecha que la Biblia narra como el día en que el padre de San Juan Bautista, Zacarías, manda encender una hoguera para anunciar el nacimiento de su hijo.
Más adelante, Juan terminaría por convertirse en una de las figuras principales de la fe cristiana. Fue más que un predicador: fue el hombre que bautizó a Jesús. A menudo llamado el precursor de Cristo, la Biblia dice que Juan Bautista era en realidad primo de Jesús. Al igual que su pariente profético, Juan murió por sus creencias, en su caso, decapitado.