Suena el tambor y la flauta, el llover de cascabeles y los pasos de santiagos acariciando el suelo, delante de la procesión el caballito marca la marcha… detrás de ellos, los negritos… imagen blanco y negro que pareciera irse borrando, pero no… al paso del bastón en la cintura, su música sigue sonando.
Vienen las imágenes, Guadalupe Tonantzin, virgen morena que sostiene entre sus manos a nuestro pueblo, que nos recuerda la piel de los primeros pobladores.
Suena el río, borbotones de agua, la lluvia revienta veneros. San Juan, bendice a su pueblo.
AGUA…“Agua” somos hijos del agua, nietos de la neblina que cala hasta los huesos, de las lluvias de junio y del frío de enero, del agua que trae paz y últimamente discordia, como si al faltarnos el agua, nos faltará la madre o el padre.
Somos hijos de la lluvia, de esa que baña los tejados, de esa que serpentea en el empedrado, la lluvia del parque, del kiosko, de la que todos hemos corrido a resguardarnos.
Somos hijos del agua, nuestros hermanos son los ríos: Tlapalar y Tlacoapa.
Por nuestras venas corre la cuenca del Papaloapan. “Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero él os bautizará con Espíritu Santo” (Marcos 1:8).
El agua sirve para purificar, para dejar atrás lo negativo y abrir el camino a nuevas bendiciones.
Las leyendas y los mitos, susurrados al oído de los curiosos, dan vida a una pueblo en lo que lo sobrenatural y lo terrenal se entrelazan.
CHISME…“Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas” (Marcos 1:3). San Juan Coscomatepec, tiene como herencia la voz de su santo patrono, los apodos y rumores fluyen con sorprendente rapidez como el agua que serpentea por sus ríos y arroyos.
Y PAN…
“El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo” (Lucas 3:11). San Juan Coscomatepec, un generoso anfitrión ofrece su pan, horneado con amor y esmero, a todos los que llegan a sus tierras. Este pan, más que un alimento, es una muestra tangible de su riqueza cultural, un símbolo de hospitalidad y abundancia que nutre tanto el cuerpo como el alma. La gastronomía del lugar atrapa a propios y extraños.
SOLO SAN JUAN.
San Juan Coscomatepec no es solo un lugar, es un sentimiento, una herencia y un hogar que acoge con los brazos abiertos a todos aquellos que valoran la tradición y la belleza natural. Es un lugar donde el alma de San Juan Bautista vive y prospera, y donde cada habitante puede sentir, con profundo amor y orgullo, que forman parte de algo verdaderamente especial y eterno.
¡Feliz día Sanjuaneros y Sanjuaneras! 🌧️🗯️🥐