En los últimos meses, la naturaleza ha mostrado su cara más implacable en las Altas Montañas. Las lluvias han provocado deslaves y bloqueos en carreteras. La situación es crítica y el llamado de emergencia no se hace esperar: árboles caídos tapando las carreteras, el derrumbe en algunos cerros, ríos desbordados. Sin olvidar, que previo a esas lluvias, hubo una sequía muy fuerte, terminando en incendios en las montañas que terminaron con hectáreas de árboles en la región.
En las lluvias o en los incendios, los bomberos de Coscomatepec estuvieron presentes, con sus cuerpos cansados y sin darse a basto por las múltiples emergencias de nuestro pueblo y localidades cercanas: desvelados, cansados, con malpasos en su alimentación… eso no importaba, ellos seguían asistiendo a la sociedad civil que les necesitaba
El pasado, 22 de agosto, celebramos en México el Día del Bombero, y es imposible no rendir homenaje a aquellos que, con valentía, se enfrentan a todo tipo de emergencias. Con la determinación en sus rostros y el peso de la responsabilidad sobre sus hombros, se adentran en la carretera, el incendio o la tormenta. Cada acto de valentía es un recordatorio del coraje y la determinación que definen a estos hombres y mujeres.
El pueblo de Coscomatepec es testigo de estos hechos. Las familias que han sido apoyadas cuentan con emoción cómo estos héroes llegaron en el momento justo, desafiando la emergencia. Lo más notable es que la mayoría de estos héroes son voluntarios. Sin recibir un sueldo estable, arriesgan sus vidas y dejan a sus familias para poder responder a la emergencia. En un mundo donde predomina el individualismo, su entrega es un recordatorio de que el espíritu comunitario y la solidaridad aún prevalecen.

Es importante que, no solo hoy reconozcamos la labor de nuestros bomberos, sino que los apoyemos desde nuestras posibilidades. Cada pequeño gesto de apoyo suma. Reconocemos desde aquí la labor de Vinicio, “Comandante Toro” y de todo su equipo. Bajo su mando, los bomberos han aprendido a leer el fuego, a escuchar sus crujidos, y a dominarlo, a veces con el agua, otras con pura determinación y astucia.
El comandante Toro y su equipo no sólo combaten las llamas, sino que también infunden confianza en cada rescate, en cada operación. Ellos saben que más allá del humo y el fuego, siempre hay vida que proteger, y lo hacen con una dedicación que sólo puede nacer del amor por su tierra y su gente. Cada vez que el ulular de la sirena corta el aire, los habitantes de Coscomatepec saben que la esperanza está en camino, encarnada en esos héroes anónimos que no buscan reconocimiento, pero que lo merecen con creces.

A los bomberos municipales de Coscomatepec, dirigidos por el comandante Toro, les debemos más que gratitud. Les debemos la tranquilidad de saber que, en los momentos más oscuros, hay manos fuertes y corazones valientes listos para defendernos. Ustedes son la luz en medio de la tempestad, los verdaderos guardianes del fuego y de la vida.