La narrativa de los libros de historia, siempre nos enmarca los nombres de los generales, de los primeros caudillos de la guerra de independencia de México, Miguel Hidalgo y Costilla, José María Morelos y Pavón, Ignacio López Rayón, Vicente Guerrero, Ignacio Allende; que en algunos casos, unos de los antes mencionados nunca buscaron una independencia plena. Pero el hablar de las mujeres que nos dieron patria parece que es un enigma , o incluso, un tabú que pocos se atreven a resaltar a la opinión publica.
Las mujeres que pelearon en esa guerra normalmente son olvidadas y aunque Leona Vicario, “La güera” Rodríguez y Gertrudis Bocanegra resuenan de vez en cuando, también participaron otras mujeres de distintas clases sociales y grupos étnicos a las que normalmente no se les da crédito y han sido olvidadas a lo largo de la historia.

Históricamente las mujeres han sido invisibilizadas de los procesos historicos, muy pocos son los casos donde los historiadores debido a la fuerte influencia de las mujeres les introducen dentro de los mismos, como por tener algunos ejemplos, Juana de Arco, Isabel I la católica, Cleopatra, Josefina de Beaurharnis, por mencionar solo algunas.
En el caso de México y su guerra de independencia hay documentos que registran su intervención, aunque estos no han sido siempre estudiados de manera académica. Gracias a estos escasos trabajos se sabe que fueron mujeres con distintos perfiles, indígenas, de clase baja, media y alta. Gran parte de ellas se rebelaron y es importante resaltar que no se quedaron esperando a sus esposos, también salieron de sus casas a contribuir por la Independencia, aunque dadas las circunstancias estaban relegadas únicamente al ámbito privado y familiar.
Las investigaciones han ido revelando más nombres, por lo que ahora se sabe que las mujeres ocuparon cargos importantes durante la Independencia: ayudaron a realizar planes, dirigieron ejércitos, llevaron correspondencia y armas escondidas. Las mujeres tuvieron distintas participaciones, no sólo en el conflicto armado o como dirigentes. Su lucha y resistencia fue de diferentes formas, apoyaron al movimiento insurgente desde sus distintas posibilidades, como informantes, como proveedoras de víveres o recursos. Pero sobre todo que fueron mujeres de su tiempo, rebelándose a la tradición femenina de la época.
Pero ¿Quiénes eran ellas más allá de Josefa Ortiz de Domínguez o Leona Vicario?

Mariana Rodríguez del Toro, quien luchó junto a su esposo. Fue encarcelada y murió antes de poder ver la consumación de la Independencia.
También está Manuela Medina, conocida como ‘La Capitana’. Ella se unió a las filas de José María Morelos, pero murió debido a las heridas que sufrió durante el combate.
O Luisa Martínez de García de Rojas, quien ayudó a los Insurgentes. Su función era comunicarles todos los planes que tenían las tropas virreinales. Pese a haber sido descubierta y detenida varias veces, continuó enviando información. La última vez no pudo pagar la multa y fue fusilada.
A la lista se unen las hermanas González de Pénjamo, María Fermina, Altagracia Mercado, Carmen Camacho o María Petra Teruel de Velasco, entre otras.
Manuela Herrera conocida como la ´´Benemérita Ciudadana´´, quien optó por quemar su hacienda antes de dar recursos al ejército realista. “Ella prefirió soportar torturas y privaciones antes que delatar a sus cómplices, fue perseguida y prefirió vivir como ermitaña”, cuenta.
Gertrudis Bocanegra se convirtió en correo de los insurgentes. María Teresa Medina de la Sota Riva, reunía en su casa, en Xalapa, a simpatizantes de la insurgencia. Al ser descubierta, debió jurar no inmiscuirse en la causa y fue exiliada. Petra Teruel de Velasco, llamada ´´Ángel protector de los insurgentes´´, ayudó a salir de Ciudad de México a involucrados en la lucha y apoyó a quienes cayeron presos.
Otras se dedicaron a fabricar cartuchos y cuidar heridos en Coscomatepec, Veracruz. Sus nombres no se han perdido: Francisca y Magdalena de los Godos. María Soto ‘La Marina’, Teodosia Rodríguez, Ana Villegas, Casimira Camargo, Isabel Moreno, Juana Bautista Márquez, Brígida Álvarez, María Tomoda Estévez, Carmen Camacho, Luisa Martínez, Manuela Niño, Josefa Navarrete, Josefa Huerta, Rafaela López Aguado, Rita Perez de Moreno, María Josefa Marmolejo de Aldama, Francisca Marquina de Ocampo,
La invisibilización de mujeres en la construcción de esta y otras narrativas históricas tiene que ver con que la producción histórica e historiográfica fue hecha por hombres, que retomaron sólo ciertos acontecimientos, procesos y movimientos de manera excluyente. “Ellos volvieron no relevantes a las mujeres”. Además, a las que sí se mencionan -como Josefa Ortiz de Domínguez-, fueron parte de la élite novohispana y, por tanto, tenían un acercamiento a los grupos de poder en ese momento.
Existía una gran diferencia” entre las mujeres de las clases populares y aquellas que pertenecían a las privilegiadas. Estas últimas, por ejemplo, tenían acceso a la educación (aunque no al grado de los hombres) mediante los conventos, beaterios y algunos colegios”.
Muchas de las mujeres que no se mencionan eran hilanderas, vendedoras, cocineras, obreras, trabajadoras sexuales, tabacaleras y tejedoras.

Aún falta mucho trabajo por hacer para nombrar a todas las mujeres y reconocer su intervención en todo el discurso histórico del país, pues los espacios para la investigación son muy limitados, el campo laboral es reducido y aun lo es más para las mujeres.
Eso mismo lo vemos en las universidades y escuelas, en los programas de estudios, siempre hay mayoría en la bibliografía de profesores varones, y muy pocas veces se mencionan los nombres de profesoras. Aun falta mucho para visibilizar los trabajos de nuestras profesoras, las mujeres también hacen y escriben la Historia.
Hasta la proxima semana…