Víctor Raymundo, un joven emprendedor de 20 años, encontró en las enseñanzas de su madre una inspiración para salir adelante. Decidió abrir una venta de tortillas en el mercado de la terminal de Chimaltenango, Guatemala, demostrando que el trabajo digno no distingue género.
Aunque su elección de oficio le ha generado tanto comentarios positivos como críticas, Víctor sigue adelante con entusiasmo, convencido de que el esfuerzo y la dedicación superan cualquier prejuicio.
Para él, hacer tortillas es un trabajo honrado, digno de respeto y algo que aprendió viendo a su madre. Además de su emprendimiento, Víctor tiene claro que desea seguir estudiando para alcanzar sus metas.
¿Tú qué opinas sobre romper los estereotipos de género en el trabajo?