La inflación en México se disparó al inicio del 2024 y alcanzó el 4.90% en la primera quincena de enero, según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Se trata del nivel más alto para un comienzo de año desde el 2021 y supera las expectativas de los analistas económicos.
El aumento de los precios se debió principalmente al encarecimiento de los productos agropecuarios, especialmente las frutas y verduras, que se vieron afectados por las condiciones climáticas adversas y la escasez de oferta. El jitomate, la cebolla y el tomate verde fueron algunos de los productos que más subieron en este periodo.
También influyó el incremento del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a los cigarros y refrescos, que se ajusta cada año de acuerdo con la inflación. Estos productos registraron alzas de 2.35% y 1.41%, respectivamente.
La inflación subyacente, que excluye los precios más volátiles y las tarifas reguladas por el gobierno, se situó en 4.78% a tasa anual, mostrando una tendencia a la baja desde el 5.09% que registró en diciembre de 2023. Sin embargo, aún se mantiene por encima del objetivo del Banco de México, que es del 3% con un margen de +/- 1%.
Los expertos consideran que el repunte de la inflación es temporal y que se moderará en los próximos meses, una vez que se normalice el abasto de los productos agropecuarios y se disipe el efecto del IEPS.
No obstante, advierten que existen riesgos al alza, como el aumento de los precios internacionales del petróleo, la depreciación del peso frente al dólar y la incertidumbre política por las elecciones intermedias de junio.
Ante este escenario, el Banco de México podría mantener la tasa de interés de referencia en 4.25% durante varios meses, sin realizar recortes adicionales que estimulen la actividad económica.
La entidad monetaria ha señalado que su prioridad es anclar las expectativas de inflación y preservar la credibilidad de la política monetaria.
Con información de: INEGI y Animal Político.