Notre-Dame de París abrirá al público este 8 de diciembre, luego de cinco años de obras. Fue una restauración ambiciosa, hecha en tiempo récord, para el más emblemático de los templos en Francia.
La noche del 15 de abril de 2019, las llamas envolvieron el magnífico edificio del siglo XII, que llevaba más de 200 años en construcción. Unos 400 bomberos trabajaron toda la noche en un verdadero infierno para evitar lo peor. El fuego no se extinguió por completo hasta la mañana siguiente.
Nadie lo hubiera creído, pero en sólo cinco años se completó la restauración de la catedral. Fue una obra digna de todo superlativo, que movilizó todo tipo de conocimientos para devolver el esplendor a este edificio de culto, pero también de historia, asociado a Francia y a su influencia en todo el mundo.
Tras la tragedia, los expertos en arquitectura estimaron que harían falta entre 20 y 25 años de obras para que Notre-Dame resurgiera de sus cenizas, tal era la envergadura de la tarea. La caída de la aguja perforó la bóveda, la estructura del tejado estaba parcialmente carbonizada y la cubierta de plomo se había fundido. Las torres se salvaron a duras penas. La catedral seguía en pie, pero su estructura se había debilitado considerablemente.
“Reconstruiremos la catedral de Notre-Dame. Todos juntos. Forma parte de nuestro destino francés”, declaró el presidente francés, Emmanuel Macron, cuando las llamas aún ardían.
El jefe del Estado se dio un plazo de cinco años para reconstruir el edificio (propiedad del Estado francés). Poco después del incendio, varias personas adineradas, grupos industriales y particulares anónimos mostraron su generosidad.