Coscomatepec, Veracruz.— El volcán Citlaltépetl, también conocido como Pico de Orizaba, ha vuelto a despertar el interés de la comunidad científica debido a un preocupante aumento en la actividad sísmica y a la acelerada desaparición del glaciar Jamapa. Investigadores advierten que estos cambios podrían indicar un incremento en la actividad volcánica del coloso más alto de México.
Una historia eruptiva que no se olvida.- El Citlaltépetl, ubicado en la frontera entre los estados de Veracruz y Puebla, alcanza los 5,636 metros sobre el nivel del mar y es uno de los volcanes más emblemáticos de la Faja Volcánica Transmexicana. Su nombre en náhuatl significa “Montaña de la Estrella”.
Según registros del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), las erupciones más importantes ocurrieron entre 1533 y 1539, con emisiones de ceniza, y en 1545 y 1566, con flujos de lava. A lo largo de los siglos XVI al XIX se registraron nuevas emisiones, siendo la última actividad significativa entre 1864 y 1867, cuando se observaron fumarolas y cenizas. Aunque desde entonces no se ha presentado una gran erupción, el volcán sigue siendo considerado activo.
Durante la mesa de trabajo “Glaciares, cambio climático y gestión local de caudales hídricos”, organizada por la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad (COUS) de la UNAM, el investigador Hugo Delgado Granados, del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), planteó que la reducción del glaciar Jamapa podría no deberse únicamente al cambio climático, sino también a un posible proceso de reactivación del volcán.
“Parece que el volcán quiere despertar y hay claros indicios de un incremento de la actividad del Pico de Orizaba”, advirtió Delgado. En los últimos cinco años, el glaciar ha perdido cerca del 20% de su volumen, dejando expuesto el basamento rocoso, pese a ubicarse por encima de la línea de equilibrio glaciar a 5,300 metros de altitud.
Señales recientes que generan preocupación
El pasado 20 de febrero de 2025, a las 17:49 horas, el Servicio Sismológico Nacional (SSN) registró un sismo de magnitud 2.4 al noroeste de Coscomatepec, Veracruz. Este movimiento forma parte de una serie de 32 sismos detectados en un radio de 20 kilómetros desde la cima del volcán entre 2024 y 2025, lo que ha generado inquietud entre científicos y autoridades.
Para reforzar la vigilancia, el SSN, la Universidad Veracruzana y el Cenapred inauguraron en septiembre del año pasado una tercera estación sismo-vulcanológica en el Parque Nacional Pico de Orizaba, a 4,170 metros de altitud, en el municipio de La Perla. Esta estación permite monitorear en tiempo real la actividad del Citlaltépetl.
Riesgos latentes para la población
De acuerdo con el Cenapred, más de 750 mil personas habitan en un radio de 40 kilómetros del cráter, y una erupción de gran magnitud podría devastar un área de hasta 2,500 km², afectando comunidades, tierras agrícolas e infraestructura.
Uno de los principales riesgos asociados es la formación de lahares, flujos de lodo volcánico que pueden originarse por la fusión del glaciar ante una erupción o por lluvias intensas. Estos flujos seguirían principalmente los cauces de los ríos Jamapa, Coapa y Tliapa, y podrían impactar directamente a poblaciones como Coscomatepec. Según estimaciones de expertos, un evento de gran magnitud incluso podría alcanzar la ciudad de Orizaba, si el flujo siguiera los sistemas de drenaje Metlac-Orizaba o Carbonera-Río Blanco, con olas de escombros de hasta 16 metros de altura.